Los trastornos alimenticios constituyen un problema de mayor calado de lo que puede parecer. La anorexia nerviosa, la bulimia, e incluso desarreglos como atracones o la obesidad están vinculados con problemas psicológicos tras los que se esconden la depresión y la ansiedad.
Su doble naturaleza fisiológica y psicológica las catapulta al grupo de enfermedades complejas y de tratamiento delicado, aunque la esperanza abre sus puertas toda vez que es posible una cura para este tipo de dolencias.
Al igual que en muchas otras patologías, en la actualidad existen diversos tratamientos para enfrentar estos desarreglos aunque la medicina natural está ganando terreno en detrimento de esas terapias farmacológicas tradicionales.
A mayores de esas prescripciones existen psicoterapias específicas que buscan la causa original de dichos trastornos con el fin de erradicarla o gestionarla de modo que se llegue a la curación.
En base a estas disciplinas, en los últimos años los médicos han puesto en valor el consumo de cannabis para dar solución a estos trastornos de la alimentación sin incurrir en efectos secundarios que empeoren la situación.
¿Qué son los trastornos alimenticios?
Este tipo de desordenes atienden a preocupaciones constantes en el momento de la ingesta de algún alimento e incluso cuadros de ansiedad en los que se referencia una imagen distorsionada y una alarma ante el aumento del peso corporal.
Esta seria patología no tiene un espectro de sexo único, sino que es padecida tanto por hombres como mujeres sin importar ni la edad, ni las condiciones o estatus sociales.
Existen varios trastornos alimenticios y cada uno de ellos reviste especial gravedad dentro de sus particularidades. Dentro de ellos cobra especial relevancia la anorexia nerviosa.
La anorexia nerviosa como resultado del espectro social
La anorexia nerviosa es quizás la patología más comúnmente conocida y se da con un alto grado de frecuencia en la época adolescente. Este desarreglo psicológico consiste en una severa afectación de la autoestima y una errónea percepción del peso y la estructura corporal.
Al contrario que otro tipo de patologías psicológicas, la aparición de la anorexia nerviosa atiende a la influencia de factores socioculturales y a la cultura de pares que surge intensamente durante la época adolescente. Las mujeres jóvenes son sujetos especialmente vulnerables a padecerla, presentando sequedad en la pie, tez amarillenta, continuo letargo y una extrema y alarmante delgadez.
¿Qué es la anorexia nerviosa?
La anorexia nerviosa es un trastorno de la alimentación referido a una afección médica en la que quien la padece limita de forma extrema la ingesta de alimentos y evitar severamente el aumento de peso.
La percepción de los pacientes con anorexia pasa por una imagen de sí mismos distorsionada en la que “visualizan” morfologías corporales que rozan la obesidad y subidas de peso inexistentes. Esta obsesión por esa serie de defectos inexistentes constituyen una asociación con la dismorfia corporal, un trastorno mental que causa esos pensamientos.
Estamos ante un desorden severo complejo en que puede darse el fallecimiento del paciente de no tomarse medidas estrictas al respecto y en las que hay que considerar el modo de afrontarlo ya que se trata de personas que sufren ansiedad y baja autoestima, por lo que la proyección de su imagen ante el espectro social y el grupo de pares que lo rodea es altamente negativa.
Existen una serie de condiciones vinculadas a la enfermedad de la anorexia que se muestran comúnmente como patrones subyacentes, tales como miedo intenso e irracional al más mínimo aumento de peso, imagen corporal totalmente distorsionada, desorden de ansiedad social, depresión, un historial previo de abuso y un inevitable aislamiento social motivado por esa visión distorsionada de sobrepeso cuando ya se encuentran en un estadio de desnutrición.
¿Qué sintomatología presenta la anorexia nerviosa?
Las deficiencias nutricionales generalizadas producto de esta alteración alimenticia se evidencian en amenorrea (falta del período menstrual), anemia, uñas quebradizas, estreñimiento, deshidratación, mareos, piel seca y amarillenta, fatiga, elevada pérdida de cabello, problemas cardíacos, insuficiencia renal, daños hepáticos, bajada de la presión arterial, osteoporosis, carencias inmunológicas, dificultad en la cicatrización, convulsiones y una más que evidente pérdida severa de peso.
La efectividad del CBD contra la anorexia
Ante un trastorno alimentario de condición psicológica compleja y efectos secundarios graves, el efecto del CBD en el organismo, y más concretamente su administración como aceite de cannabidiol, aumenta el apetito, disminuye la ansiedad y la depresión y mejora en términos globales el estado de ánimo.
Se calcula que un total de 30 millones de personas padecen trastornos de la alimentación. Pero en comparación con otras enfermedades mentales, la anorexia nerviosa constituye el desarreglo con la mayor tasa de mortalidad. Es vital que el tratamiento de este desorden se aborde de forma global mediante un enfoque físico y psicológico, de ahí la importancia de hallar nuevos métodos efectivos para poner solución a este grave problema.
Actualmente no son desconocidos los complementos herbales que causan mejoría en la patología ligada a la anorexia nerviosa al aumentar las hormonas relacionadas con el hambre y la sensación de saciedad.
A este respecto, el cannabis ha formado parte de numerosos estudios sobre la caquexia, un tipo de anorexia asociada con el cáncer y el VIH-SIDA. A raíz de estos hallazgos se han iniciado diversas investigaciones sobre la efectividad de los cannabinoides en los tratamientos específicos para la anorexia nerviosa.
Esta consideración se afrontó toda vez que el cannabis resulta especialmente significativo en diversos tratamientos, ya que un gran número de cannabinoides presentes en el cannabis aumentan el nivel de hambre, como es el caso del THC, de ahí que sea habitual ver comer con mucha frecuencia a un consumidor de marihuana.
No obstante, dado que el THC es el principal responsable de los efectos psicoactivos del cannabis, el porcentaje de este componente presente en la mayoría de los aceites de CBD es de menos del 0.02%.
Por su parte, el CBD no aumenta el apetito sino que produce el efecto contrario causando una reducción del mismo. Lejos de ser una incongruencia, su capacidad de inhibición potencia los efectos del THC, haciendo que la mezcla de ambos cannabinoides constituya el tándem perfecto para elevar los niveles de apetito de forma estable.
Conviene ser cuidadosos a este respecto, ya que el uso de productos aislados de CBD no es el adecuado, sino que la recomendación pasa por usar aceites de cannabis de espectro completo en cuya composición se encuentres presentes ambos elementos.
Efectos sobre el estado de ánimo
El CBD ha demostrado tener una alta capacidad antidepresiva dentro de su sorprendente gama de beneficios para mejorar el estado de ánimo. Su actividad no es psicoactiva, de forma que se convierte en un componente relevante en el enfrentamiento de síntomas depresivos.
Cada vez son más los estudios de investigaciones de alto nivel publicados en los que se evidencia la relevancia médica de este cannabinoide en patologías dependientes de los estados de ánimo.
El trastorno de la anorexia lleva parejo el adjetivo de “nerviosa” toda vez que la naturaleza de esta patología es ansiosa. Esta es un área de vital importancia a la hora de tratar la anorexia con aceite de CBD, ya que éste reduce la ansiedad.
El CBD es un componente idóneo como agente cosechador de efectos antidepresivos y ansiolíticos al permitir un estado de relajación en que el paciente se libera de sus preocupaciones durante las ingestas y jugar un efecto disuasorio al restar atención a las conductas negativas como la inducción al vómito.
De este modo, el CBD se presenta médicamente como un complemento idóneo para el tratamiento de este tipo de patologías al constituir una herramienta útil a nivel neuronal.
Su papel como activador de los receptores CB1 del sistema endocannabinoide logra una modulación de los mismos que lo convierte en un colaborador idóneo en el uso de herramientas contra los trastornos alimenticios.
Los receptores CB1 tienen que ver con las zonas cerebrales que controlan la ingesta de alimentos. Diferentes ensayos han indicado que elementos como el CBD, antagonista de estos receptores, poseen efectos orexigénicos que ayudan a una mejora del apetito y aumentan una mayor sensación de recompensa tras la ingesta.
Estudios clínicos con presencia de CBD
El cannabidiol es un fitocannabinoide y su presencia en estudios clínicos como alternativa farmacológica en modelos de enfermedades psicológicas y trastornos crónicos ha arrojado resultados sólidos.
Los fitocannabinoides han destacado como novedosos agentes contra los desarreglos alimenticios y, en el caso concreto del CBD, su incursión en estudios enfocados a obtener respuesta a altas concentraciones del fitocannabinoides ha demostrado que es altamente tolerado.
Además, ha quedado evidenciado su capacidad para introducirse en la barrera hematoencefálica sin daños de naturaleza tóxica o efectos de genotoxicidad o mutagenicidad.
No han sido pocos ensayos clínicos con humanos en los que ha quedado demostrada la tolerancia a concentraciones en niveles como los 1500 mg, además de obtenerse resultados positivos al encontrarse una significativa disminución de las respuestas emocionales condicionadas con la administración de 10mg/kg.
Un estudio realizado en Bélgica en 2011 sugería en sus resultados que los tratamientos con componentes cannabinoides resultarían de gran validez terapéutica debido a su efecto sobre la regulación disfuncional y los desequilibrios del sistema endocannabinoide que intervienen en los trastornos alimentarios.
Además, concluyen que el CBD sirve de ayuda al paciente para retornar de forma segura a un estado saludable equilibrado al no llevar parejos efectos secundarios.